Mercados de barrio

Dentro de un tiempo, en las grandes ciudades, podría suceder que las familias jovenes optaran por cambiar su paseo dominical al parque temático o al zoológico, por una salida de compras a uno de los pocos mercados de barrio que sobrevivan tozudamente.

En un excursión de ese tipo, los padres le mostrarán a sus hijos pequeños como, en un tiempo lejano, las personas que establecían una relación comercial se conocían por sus nombres: Manolo el pescadero, Paco el carnicero, etc. quienes al verte llegar te decían con una sonrisa en la boca:
¡que pasa Pepe, ya no te dejas ver el pelo por aquí!

También podrán explicarle a los niños como echarse unas risas con loli y su marido, los fruteros, haciendo un pique con el resultado del partido de fútbol del último derbi local.

En fin, dentro de un tiempo, en los mercados de barrio, podría enseñársele a las nuevas generaciones que el "calor humano" -en las relaciones comerciales- también es una especie en vía de extinción.









Mercado Maravillas - Madrid

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